Una sorpresa inesperada
Hoy os vengo a comentar algo que me ha sorprendido mucho en mi experiencia docente es lo diferente que resulta dar clase en sexto en comparación con los cursos inferiores. A priori, uno podría pensar que al tratarse de alumnos más mayores y, en teoría, más maduros, todo debería ser más sencillo, ya que deberían de responderte mejor al tener más nivel. Sin embargo, la realidad ha sido otra: en sexto, las clases pueden volverse más complicadas. Se distraen con mayor facilidad, hay más conductas disruptivas y mantener su atención requiere un esfuerzo constante. En cambio, con los cursos más pequeños, aunque la exigencia física y emocional es mucho mayor, porque hay que estar pendiente de cada movimiento, cada necesidad, cada emoción, he descubierto que es más fácil llevar adelante una clase. Los niños responden muy bien a los juegos y dinámicas; casi todo les resulta divertido, lo que facilita el aprendizaje y genera un ambiente positivo. Incluso yo le temía un poco a los cursos más peque...