Evaluar proyectos: ¿hasta qué punto es objetiva nuestra nota?
¡Hola chicas! Hoy quería hablaros de algo que me tiene bastante pensativa últimamente: cómo evaluamos los proyectos en el aula, sobre todo cuando somos nosotras las que tenemos que poner la nota.
En mi cole, al final de cada unidad, los alumnos preparan un proyecto que deben exponer en clase. Tanto ellos como las familias saben desde el principio lo que se va a pedir, lo que me parece súper positivo. Y lo cierto es que, al exponer, se ponen en juego muchas cosas: vocabulario, fluidez, coherencia, comprensión del tema, oralidad, pronunciación, creatividad, expresión corporal…
Y aunque me encanta ver cómo se expresan y se lo curran, cuando me tocó evaluar yo, me pasó como a Carmen con los exámenes: me vi envuelta en un lío. Al principio les iba poniendo nota según cómo los iba escuchando, pero luego me daba cuenta de que el siguiente tenía algo más creativo o se explicaba mejor, aunque con el mismo nivel de inglés… y claro, me tocaba volver atrás y reajustar, ¡y ya era un caos!
Eso me hizo plantearme muchas cosas: ¿hasta qué punto estamos siendo objetivas al evaluar un proyecto tan completo y, a la vez, tan subjetivo? ¿Qué esperamos exactamente de un niño o niña de Primaria al hablar en inglés? ¿Dónde está el límite entre valorar el esfuerzo, la creatividad y el contenido lingüístico real?
Y lo más importante: ¿cómo se pone un 8 o un 9 a algo que es tan personal y que depende tanto del contexto y del niño/a?
Creo que sería muy útil tener una rúbrica clara con descriptores adaptados por ciclo, no solo para nosotras, sino también para que los alumnos sepan qué se espera de ellos. Que entiendan que no se trata de ser perfectos, sino de avanzar, expresarse y disfrutar comunicando. Porque si no, acabamos evaluando más con el instinto que con criterios reales.
No sé si a vosotras también os pasa esta sensación de “debate interno”, pero yo la estoy viviendo fuerte últimamente. ¿Cómo lo hacéis vosotras? ¿Os sentís seguras evaluando expresión oral?
¡Os leo, que este tema da para mucho!
Qué reflexión más necesaria Ana, gracias por sacar este tema, porque estoy segura de que muchas de nosotras lo estamos viviendo, aunque no siempre lo decimos en voz alta.
ResponderEliminarYo también he pasado por ese “debate interno” del que hablas. Evaluar algo tan complejo como una presentación oral no es nada sencillo, sobre todo cuando entran en juego cosas tan personales como la creatividad o la expresión corporal. A veces siento que cuanto más trato de ser justa, más insegura me pongo, porque es complicado separar la objetividad del contexto del alumno, su progreso o incluso su actitud.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en lo importante que es tener una rúbrica clara, tanto para nosotras como para el alumnado. No solo ayuda a que todo sea más coherente y transparente, sino que también enseña a los niños que evaluar no es “juzgar”, sino una oportunidad para seguir mejorando. Y, como dices, para que disfruten comunicando.
Creo que ahora es un buen momento para repensar la evaluación, no como algo que reste, sino como algo que acompañe. Quizá la clave esté en combinar criterios técnicos con una mirada más humana, que valore el esfuerzo y los pequeños avances sin perder de vista los objetivos educativos.