Reflexiones tras corregir los exámenes de 5º
Hace unos días estuve corrigiendo exámenes de 5º, y me encontré con una dificultad bastante común cuando no se cuenta con herramientas claras de evaluación. En este caso, no tenía ninguna rúbrica ni instrumento porque mi tutora no suele utilizarlos, así que tuve que guiarme únicamente por mi criterio.
Esto hizo que corregir fuera bastante complicado, incluso tenía que preguntarle a ella algunas veces para ver qué nota ponía. Según el tipo de error, me costaba decidir qué nota poner. A veces dudaba entre ser más o menos exigente (sobre todo cuando veía que iban a suspender), y lo peor es que no siempre podía recordar cómo había calificado a los alumnos anteriores, lo que generaba cierta sensación de incoherencia e injusticia.
Esta experiencia me hizo ver con más claridad la importancia de contar por ejemplo con una rúbrica, aunque sea sencilla. No solo te da más seguridad a la hora de corregir, sino que también garantiza que todos los alumnos sean evaluados bajo los mismos criterios.
Por eso, para futuras ocasiones, me gustaría preparar mis propios instrumentos, aunque no me los proporcionen. Incluso una escala básica con descriptores puede marcar la diferencia.
Pequeños cambios que pueden mejorar mucho tanto mi forma de evaluar como la experiencia de los alumnos para así ser más justa. ¿Qué opináis chicas?
¡Hola! Qué bien que hayas sacado algo tan claro de esa experiencia, aunque haya sido un poco frustrante. Te entiendo muchísimo, porque yo también he corregido alguna actividad o mini examen sin ninguna rúbrica y… es un caos. A veces me pasaba igual, que dudaba entre ser más exigente o más flexible, y claro, cuando no tienes un criterio común o escrito, es fácil perder esa coherencia entre alumnos.
ResponderEliminarMe parece súper importante lo que dices: al final, una rúbrica (aunque sea sencilla) te da una seguridad enorme, y además evita esa sensación de “¿estaré siendo justa con todos?”. A mí me gustaría ir haciendo las mías también, sobre todo para no depender tanto de “la intuición del momento”, que a veces nos juega malas pasadas.
Además, creo que tener instrumentos claros de evaluación también ayuda a los propios alumnos. Saben qué se espera de ellos, qué se valora más, y hasta les puede servir para autoevaluarse o mejorar en próximas veces. Vamos, que ganamos todos.
¡Gracias por compartirlo! Me guardo la idea de preparar al menos una escala sencilla para futuras actividades.