Teatro bilingüe: una experiencia divertida, pero… ¿realmente efectiva?
¡Hola de nuevo!
Como mencioné en la entrada anterior, esta semana ha estado llena de salidas, y una de ellas fue para asistir a una obra de teatro bilingüe. Tuve la oportunidad de ver tanto la función dirigida a infantil y primer ciclo, como la destinada a segundo y tercer ciclo.
En general, ambas representaciones estuvieron bastante bien y resultaron muy entretenidas. El formato era muy dinámico: interactuaban constantemente con el público, animándolo a ponerse de pie, cantar, bailar, etc. Además, abordaban temas muy interesantes como el cuidado del medioambiente (en la obra para infantil y primer ciclo) y la gestión de las emociones (en la de segundo y tercer ciclo), fomentando la reflexión en los espectadores.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el aspecto bilingüe se integró de forma un tanto forzada. La dinámica consistía en repetir literalmente todo lo dicho en inglés traducido al español, lo cual, en mi opinión, no ayuda a asociar el idioma como una herramienta de comunicación natural. Creo que no era necesaria una traducción literal constante; bastaría con utilizar respuestas más completas, apoyarse en gestos, objetos tangibles o elementos visuales para poner en contexto y facilitar la comprensión de la obra.
¿Qué opináis vosotros sobre este tipo de propuestas bilingües? Me encantaría leeros en los comentarios.
A mi parecer, el teatro bilingüe es una actividad muy educativa si se realiza bien, aunque a veces puede resultar un poco difícil. Es cierto que no tiene sentido traducir todo al español cuando existen otras formas de lograr que los alumnos comprendan la historia. Si traduces todo, al final los alumnos no atienden a las palabras en inglés y no aprenden.
ResponderEliminarMi clase del año pasado asistió a una representación en la que integraron el idioma de forma muy natural. Mostraban imágenes constantemente y utilizaban gestos muy exagerados para facilitar la comprensión. Los alumnos salieron muy contentos y, cuando más tarde les hicimos preguntas sobre la historia, recordaban perfectamente todo lo que había sucedido.
Además, era un teatro interactivo: los estudiantes participaban en la aventura y debían ser ellos quienes vencieran a los villanos. Lo interesante fue que, si algún alumno daba la respuesta en español, los actores la repetían en inglés. De este modo, nunca rompían el uso del idioma, pero tampoco agobiaban a los alumnos para que se expresaran exclusivamente en inglés.