Dudas y más dudas...
Me he dado cuenta, durante estas prácticas, de que muchos alumnos siguen aprendiendo en base a contenidos y no a competencias, al menos en el centro donde estoy. Con esto me refiero a que, en las clases de Inglés, los objetivos suelen centrarse en aprender vocabulario y gramática de forma aislada, sin desarrollar competencias concretas ni contextualizar el aprendizaje en su entorno cercano.
A pesar de la ley, la mayoría de las clases siguen siendo con metodologías en las que el aprendizaje se centra en el profesor y no en el alumnado ni en su contexto. Es cierto que, en ocasiones, se introducen actividades algo más participativas, como pensar una respuesta a una pregunta o resolver algún “enigma” con el objetivo de que reflexionen sobre una enseñanza y aprendan por sí mismos. Pero rara vez se produce una participación real y activa del alumnado en su proceso de aprendizaje. Es verdad que se hacen esfuerzos puntuales y salen de la rutina. Por ejemplo, han realizado un cuentacuentos realizado por los propios alumnos. No obstante, estas actividades son solo una pequeña parte del objetivo final. No quiero decir que cambiar de metodología sea sencillo, menos aún con la gran carga de trabajo que tienen algunos docentes, pero creo que es necesario esforzarse para cambiar poco a poco a una educación más adaptada a los nuevos tiempos. Esto lo comento porque a veces he escuchado y notado la desgana que algunos docentes de Inglés tienen hacia la enseñanza de la misma. En ocasiones, somos nosotros mismos el principal obstáculo para que el inglés deje de ser solo una mera asignatura y se transforme en un recurso diario y en una manera de conectar con el mundo.
Durante mis propias clases, he notado cómo, sin querer, también caía en los mismos patrones de siempre, aun sabiendo que no son los más eficaces. Sentí cierto miedo, porque no puedes llegar al último trimestre del curso y cambiar de golpe la forma en la que han trabajado durante todo el año. De hecho, les propuse al estudiantado algunos cambios muy simples y ya se sentían confundidos. No me imagino cómo habría sido si hubiese modificado toda la metodología. Además, ¿hasta qué punto es sano para ellos hacer un cambio radical? Y, ¿si sabes que después volverán a la dinámica de siempre cuando tú ya no estés? Tendré que investigar más sobre estas dudas, ¡y os compartiré lo que encuentre! :)
En cualquier caso, siempre he intentado transmitirles la importancia de disfrutar del inglés y entender su valor como medio de comunicación global y como lengua que une a las personas.
¿Vosotras también habéis notado esta desconexión entre la ley educativa y lo que realmente ocurre en el aula? ¿Os pasa también esa sensación de no querer romper del todo con la dinámica preestablecida?
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