Entre el respeto y la iniciativa propia.
Durante estas semanas de prácticas me he enfrentado a una situación que, imagino, muchas de nosotras hemos vivido: copiar el estilo y la metodología de nuestra tutora casi sin darnos cuenta . Al principio, lo hice por respeto, por prudencia… pero también, si soy sincera, por miedo. Miedo a no hacerlo bien, a no estar a la altura, o a desestabilizar a los alumnos saliéndome demasiado de su rutina habitual. Lo cierto es que, cuando llegamos a un aula ya consolidada, sentimos que “lo mejor” es encajar en lo que ya hay. Es comprensible: los niños ya conocen a su maestra, su ritmo, sus rutinas, su forma de hablar, de corregir, de motivar . Imitar ese patrón nos da una sensación de seguridad. Sin embargo, me he dado cuenta de que este comportamiento, aunque parte de una buena intención, puede anular nuestra voz como futuras docentes . ¿Dónde queda nuestro criterio pedagógico? ¿Nuestra creatividad? ¿La oportunidad de probar lo que hemos aprendido durante años de carrera? Por ...